Cuando empecé con todo esto del marketing digital, caí en la trampa de las herramientas. Tenía una para emails, otra para hacer landing pages, otra para automatizaciones, otra para cobros… y ni hablar de las integraciones.
Era un caos. Me pasaba más tiempo intentando hacer que todo funcionara junto que creando contenido o vendiendo.
Estuve a punto de rendirme.
El momento en que todo se simplificó
Un día, alguien me mencionó systeme.io. Al principio pensé: “Bah, otra herramienta más”. Pero cuando la probé (gratis, por cierto), vi algo distinto. Por primera vez, todo estaba en un solo sitio: embudos, emails, cursos, membresías, automatizaciones. Todo.
Y además, sin necesidad de plugins, sin romper la cabeza con Zapier, sin sorpresas en la factura a fin de mes.
Menos es más
No digo que sea perfecta para todos. Pero para mí, que venía de estar saturado con 4 o 5 plataformas diferentes, fue un cambio de juego. Me devolvió tiempo, enfoque, y sobre todo: claridad.
Hoy sigo usándola. No porque sea la única opción, sino porque me permite centrarme en lo que importa: crear y vender. No pelearme con la tecnología.
Si estás empezando, o ya estás harto de las mil y una herramientas sueltas, dale una oportunidad. A veces, simplificar es la mejor forma de avanzar.